43 años de una tragedia sin resolver
Hoy, en el 43º aniversario del trágico envenenamiento masivo por aceite de colza desnaturalizado en 1981, las víctimas de esta catástrofe siguen enterradas vivas en la indiferencia y el abandono. Desde entonces, al menos 12.000 personas en España continúan sufriendo las consecuencias devastadoras de aquel suceso, enfrentándose cada año a nuevas dificultades y obstáculos que entierran nuestro futuro y nuestra salud maltrecha.
A lo largo de estas décadas, hemos sido testigos de cómo nuestras vidas se han visto limitadas y destruidas por una serie de problemas médicos y sociales que han sido ignorados y olvidados por las autoridades.
A diferencia de otras víctimas de tragedias y catástrofes, nuestro colectivo ha sido marcado por el abandono y la falta de reconocimiento social, dejándonos en una situación de vulnerabilidad extrema. Nuestra enfermedad, el Síndrome del Aceite Tóxico (S.A.T.), ha evolucionado de manera alarmante, afectando tanto nuestra salud física como psicológica. Las secuelas son cada vez más graves e incapacitantes, incluyendo hipertensión pulmonar, afectaciones neuromusculares, plurineopatías, fatiga muscular extrema, entre otras.
A pesar de nuestras constantes demandas y reclamos, las administraciones responsables apenas han ofrecido palabras vacías y promesas incumplidas. La falta de investigación, atención integral y reconocimiento social ha dejado a las víctimas del S.A.T. en una situación de desamparo y desesperanza.
Por ello, exigimos lo siguiente:
1. Creación de una unidad especializada en el Hospital 12 de Octubre de Madrid, con los recursos y especialistas necesarios para brindar atención médica, psicológica y social a las víctimas del S.A.T.
2. Implementación de planes de investigación sobre la patología y sus repercusiones en las generaciones futuras, así como una adecuada coordinación a nivel estatal.
3. Inclusión del S.A.T. en los baremos de discapacidad, incapacidad laboral y dependencia, con una formación adecuada para los profesionales de la salud.
4. Reconocimiento institucional y social que palie los años de abandono y estigmatización sufridos por las víctimas del S.A.T.
5. Información transparente y acceso ágil a todos los recursos disponibles para las víctimas, incluyendo el derecho al olvido en los seguros de vida.
Seguiremos luchando por nuestras demandas, porque nacen del principio básico de justicia y solidaridad social.
A pesar de todo, y pese a quien le pese, SEGUIMOS VIVIENDO exigiendo el reconocimiento y la atención que merecemos.